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GESTION DE LA DIVERSIDAD E INCLUSION LGTB EN LA EMPRESA DEL SIGLO XXI: CLAVES DE BUENA PRAXIS

13.07.2016 13:16

El entorno empresarial y del trabajo es donde las personas pasamos gran parte de nuestro tiempo, con lo cual se presenta como un lugar de desarrollo profesional, personal y social de gran impacto en la vida de las personas.

Por lo tanto las empresas tienen un papel fundamental en la gestión de la diversidad de género, y cuentan con una gran oportunidad de brindar entornos inclusivos y no discriminatorios donde las personas puedan expresar, trabajar y desarrollarse tal y como se sienten ellos mismos.

Principios como la no discriminación, el apoyo y el respeto o el derecho a la privacidad, se presentan como principios fundamentales de la actuación de empresas e instituciones para conseguir entornos inclusivos y saludables que fomenten la naturalización y la visibilidad del colectivo LGTB.

En pro de una igualdad entre géneros (entre todos los géneros) real, las empresas (y la sociedad) tienen la responsabilidad de facilitar tanto la igualdad de oportunidades como el desarrollo de las personas a través del trabajo que realizan.

Al hablar de las políticas de inclusión del colectivo LGTB en la empresa, la primera cuestión que se nos plantea es ¿dónde encajar estas políticas en la gestión general de la empresa?.

Todos hemos oído hablar de la importancia de la visión y de la misión de una empresa como pilares importantes del desarrollo de un proyecto empresarial. Cierto es que estos aspectos son de vital importancia para el éxito de una empresa, sin embargo, no debemos olvidar que junto a ellos, existen los VALORES de la empresa, que igualan en importancia a la misión y la visión de una empresa.

¿Qué son los VALORES en una empresa?

Se trata de una declaración breve, realista y sencilla que debe responder a la pregunta: ¿En qué creemos y quiénes somos?

Define el conjunto de principios, reglas, creencias que regulan la gestión de la organización. Constituyen la filosofía institucional y el soporte de la cultura organizacional.

Son conceptos, actitudes, comportamientos o pensamientos que la empresa asume como normas o principios de conducta

El objetivo básico de la definición de valores corporativos es el de tener un marco de referencia que inspire y regule la vida en la organización. Y ahí reside la importancia de tener unos valores bien definidos, y donde las políticas de igualdad entre géneros encuentran su encaje.

Una vez definido el marco general (los Valores) a partir de los cuales establecer políticas inclusivas del colectivo LGTB, el siguiente paso es conocer el esqueletaje de estas políticas: el decálogo de buena praxis para las empresas gayfriendly, ya que conociendo este decálogo se va a facilitar la definición de políticas concretas, reales y aplicables a las particularidades de cada organización empresarial.

Este decálogo recoge las siguientes máximas:

PRIMERO.- Crear una cultura inclusiva LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) en la

empresa, trabajando en la sensibilización sobre los principios de igualdad de oportunidades y de respeto a la Diversidad LGBT e incluyéndose como valores de la empresa y difundiéndose entre su personal.

 

SEGUNDO.- Velar por los Derechos LGBT dentro de la empresa y enfatizar unas políticas inclusivas LGBT, con una cuidada atención hacia sus miembros más vulnerables como jóvenes,

mujeres o personas transexuales, ocupándose de conocer sus necesidades y fomentando su

perfecta integración en la empresa.

 

TERCERO.- Gestionar la Diversidad LGBT de manera transversal, considerando de especial relevancia la implicación de la dirección de la empresa en la práctica de sus políticas inclusivas

LGBT para que sean realmente efectivas, y abarcando a todos los departamentos de la empresa y en todos sus escenarios (ejecutivos, trabajadores, proveedores, clientes y prensa) conformando así una indispensable coherencia.

 

CUARTO.- Considerar el departamento de comunicación como una herramienta valiosa para impulsar y desarrollar una cultura inclusiva LGBT dentro y fuera de la empresa, utilizando los medios y planes disponibles para ello como el envío de directivas internas, impartición de charlas o participación en encuentros y foros sobre Diversidad LGBT.

 

QUINTO.- Promover la visibilidad de trabajadores LGBT, de manera que no tengan que invertir energía en ocultar quiénes son. La armarización requiere dedicar un 25% de la atención a  esta labor por lo que resulta injusto y en contra de la igualdad de oportunidades, además de restar productividad y creatividad en los trabajadores, e incrementar los riesgos psicosociales, debido al stress que supone el que “no se note” su género.

 

SEXTO.- Establecer un grupo de acogida que sirva de referente a nuevos empleados LGBT desarrollando actividades dentro de este grupo de mentoring, donde es conveniente contar con empleados aliados no LGBT.

 

SÉPTIMO.- No basar las políticas inclusivas LGBT de la empresa en la Tolerancia (como si fuera un error admisible) sino en el RESPETO en el más amplio sentido de la palabra (reconocimiento, reciprocidad…). Del mismo modo, no limitar esas políticas inclusivas LGBT de la empresa en la Aceptación sino en el APOYO a la comunidad LGBT.

 

OCTAVO.- Tener previsto un protocolo de actuación inmediata en caso de discriminación o actitudes homófobas dentro de la empresa. Esto es fundamental para mantener la coherencia con los valores empresariales expresados a través de esa pregunta de ¿Quiénes somos como empresa?. Si se establecen buenas políticas pero no se prevén actuaciones frente a las vulneraciones de tales políticas, todo esto quedaría en papel mojado.

 

NOVENO.- Establecer formalmente una memoria anual para analizar los resultados de la puesta en práctica de las políticas inclusivas LGBT de la empresa y considerar nuevas acciones.

 

DÉCIMO.- Ubicar el distintivo Gay Friendly en lugar visible, de manera que la empresa hace público su compromiso con las políticas inclusivas LGBT en general y con este Decálogo en particular.

 

En conclusión, la empresa como parte fundamental del entramado social puede y debe contribuir a la visibilidad e integración del colectivo LGTB, como parte de esa responsabilidad empresarial y social que debe asumir.

La igualdad tiene que ser una realidad en todos los ámbitos y para todos los géneros, sobre todo, en ámbitos como la empresa y el trabajo que tanta relevancia tienen para el desarrollo libre e igual de las personas.

 

Generar ambientes de trabajo que fomenten la salud física y mental de los trabajadores incide en mayor productividad y creatividad, se reducen las fuentes de stress y contribuyen a generar organizaciones saludables, que finalmente, se convierten en más competitivas, con lo que redunda en mayor beneficio tanto para las propias empresas como para los trabajadores que trabajan en ellas.

 

Finalmente, no debemos olvidar que las sociedades avanzadas no pueden ni deben prescindir de nadie para seguir avanzando y poder garantizar los derechos de todas las personas. Porque al final y en esencia todos somos personas. Sólo somos personas. Personas únicas, libres e iguales.

Articulo publicado en el magazine Capital Humano especial Empleo

 

TODO ES VIDA

07.07.2016 12:36

Estamos inmersos en una cultura donde no nos enseñan a gestionar uno de los aspectos más difíciles de la vida: la muerte. No tenemos una buena cultura de la muerte. No hay más que ver los cementerios de este país: a la afueras de los núcleos urbanos, con muros altos (que no queda claro si es para que los muertos no salgan o los vivos no entren), lugares bastante deprimentes donde instalar enormes archivadores donde instalar a los que nos han dejado.

A partir de ahí, las estrategias de quienes sufren pérdidas tienden a ir en dos sentidos: aparcando la pérdida en el cajón de las experiencias traumáticas o no hablar de la pérdida con la intención de “olvidar” la pérdida para intentar superarlo lo antes posible. Además estas estrategias defectuosas se ven reforzadas socialmente con expresiones tales como “tienes que pasar página”, “tienes que superarlo” etc., cuando realmente no se trata de superar la pérdida sino de integrarla como parte de nuestra vida.

Ninguna de estas estrategias suelen acabar demasiado bien. Y sin embargo son resultado de la influencia cultural y social marcada por esquemas rígidos los cuales no nos permiten abrir la mente para aceptar la muerte como parte de la vida.

Aceptar la muerte como parte de la vida, supone no desvincularnos de las personas que ya no están. Las personas que ya no están, han estado, han vivido, han tenido una influencia, han generado aprendizajes y han contribuido en la construcción de nosotros mismos. Eso es lo importante. Tenemos que aprender a cambiar el foco de nuestra atención. No conectar con la muerte de nuestras personas sino con su vida. Y no olvidar que las personas que han formado parte de nuestra vida y ya no están en ella, no pasan a una especie de limbo donde ya no pertenecen a nadie, sino que siguen perteneciéndonos a nosotros, a nuestra vida, por la influencia que han tenido en ella, por todo lo que nos han enseñado. “Los muertos” no son “los muertos”, son “nuestros muertos”. De esta manera cuando conectamos con la vida de nuestros muertos, estamos conectando con todo lo extraordinario de la vida de esa persona, con todo el legado que esa persona deja tras de sí, en definitiva conectamos con la vida y eso nos va a ayudar a tener una perspectiva mucho más amplia y flexible para aceptar la muerte como parte de la vida y poder seguir adelante reforzados y equilibrados. Y a tomar consciencia de que la vida de las personas que han estado en nuestra vida y ya no están, no son algo ajeno a nosotros mismos, su vida forma parte de la nuestra, y siguen conectados con nosotros incluso cuando no están, porque a fin de cuentas, estamos hablando de nuestra propia existencia.

Tenemos que aprender a flexibilizar la mente, desprendernos de los esquemas rígidos que nos hacen ver la realidad polarizada, y pensar que si la muerte forma parte de la vida, al final todo es vida.

Artículo publicado en la revista digital Los Ojos de Hipatia

LA CRIANZA CON AMOR

07.07.2016 12:35

Criar a un niño es una cuestión laboriosa. No es difícil pero sí que para los adultos nos exige una serie de actitudes que a veces no es fácil de mantener en el tiempo.

Os presento en este artículo, 4 claves para que los niños se desarrollen de forma adecuada, y para que cuando sean adultos sean adultos seguros, con buena autoestima y adaptativos.

1.- NORMAS, la primera clave que es necesaria para la crianza es que existan normas que den coherencia al mundo del niño. Pensar que el mundo de un niño, es un mundo pequeño que se va ensanchando a medida que crece, y que a los niños les da mucha seguridad los entornos estables y coherentes. Partiendo de esta premisa es importante que existan normas que regularicen el entorno de los niños. Las normas que mejor se aceptan por los niños, son aquellas que el adulto modela, es decir, lo que el adulto hace y el niño ve, es lo que el niño va a hacer. Por lo tanto, no hace falta que pongamos las normas por escrito como si de un cuartel militar se tratara, sino que le enseñemos a los niños las normas a base de que el propio adulto cumpla las normas que él mismo impone. Con esto conseguimos que el niño aprenda mejor puesto que hay coherencia en su entorno, y sobre todo que aprenda a predecir qué va a ocurrir tanto si cumple las normas como si no las cumple. Va a poder aprender a anticipar consecuencias antes de que éstas ocurran. Esta habilidad es muy útil para nuestra vida de adultos ya que nos ayuda en muchos aspectos, por ejemplo, sé que si falto al trabajo de forma repetida y sin justificación pueden despedirme, sin tener que probar a hacerlo para conocer la consecuencia. La habilidad de poder anticipar, de poder predecir a los niños les aporta mucha estabilidad cognitiva y emocional.

2.- LIMITES, la segunda clave de una buena crianza es saber poner límites. En concreto saber decir que “NO”, pero también tenemos que tener en cuenta que no todas las formas de decir que “no” son apropiadas ni van a generar los mismos efectos. Los niños son pequeños, pero como los adultos necesitan ciertas explicaciones para comprender las cosas y generar una articulación del mundo correcta. A un niño no se le debe decir “no, porque no”, o “no porque lo digo yo”. Esto para un niño carece de sentido. Cuando le decimos que “no” a un niño tenemos que explicarle el por qué de ese “no”, y hacerlo con paciencia, en un lenguaje que pueda comprender y con mucho amor. Muchas veces se nos olvida que los niños son niños, y los tratamos como si fueran mucho más mayores de lo que son. Otras veces los padres y madres pierden la paciencia de forma rápida porque en otras facetas de su vida han acumulado stress y eso les facilita entrar en ansiedad de forma casi automática cuando el niño no hace lo que el adulto cree, espera, o exige que el niño haga. Insisto en que tanto el modelado de normas como la imposición de límites se tienen que hacer con amor, con calma, con respeto. Porque aunque el niño sea pequeño también es persona. Y cuando marcamos límites también esto forma parte del modelado, y tal cual expresemos estos límites, el niño lo reproducirá cuando sea adulto. Si los adultos acostumbran al niño al “no porque no”, cuando sea adolescente y no quiera obedecer alguna instrucción, es muy probable que argumente “no porque no”, ya que lo aprendió de pequeño y para él esa es la forma de imponer una negativa.

3.- SEGURIDAD, la tercera clave es muy importante para la crianza con apego seguro. Los niños deben sentirse seguros con sus figuras de referencia (mamá, papá, tía, tío, abuela….) es decir, que, como hemos apuntado antes, puedan predecir las conductas de tales figuras, y de otra parte que sientan que junto a estas figuras están bien, no les va a suceder nada malo. ¿Cómo se consigue esto? Compartiendo el mundo de los niños, jugando con ellos, escuchándoles, pidiendo que opinen sobre las cosas (lógicamente conforme a su nivel de desarrollo), pero es que preguntarle a un niño “¿qué zapatos se pone la mamá, A o B? ¿cuál te gusta más?”, hace que el niño se sienta importante en el proceso de toma de decisiones, y a la vez le fomentamos que tengan opinión, cosa que de adultos también les va a venir muy bien. Compartir el mundo del niño es pasar tiempo con él, mirarle cuando nos habla, mostrar interés por las cosas que le suceden, y todo ello de forma sincera e interesada. Como ya hemos dicho, el mundo del niño es pequeño y se va ensanchando a medida que crece. Si los adultos tomamos interés por el mundo del niño cuando ese mundo es pequeñito, cuando sea más grande el propio niño (ya adolescente) se sentirá cómodo compartiendo sus preocupaciones, sus pensamientos, etc, con los adultos, y ahí les podremos ser de gran ayuda.

4.- AMOR, la cuarta clave, tiene que impregnar todo el proceso de crianza. Cuando marcamos normas y límites y cuando ofrecemos seguridad todo tiene que ser hecho con mucho amor. Los niños necesitan más amor y menos expectativas. No pongamos a los niños exigencias demenciales que solo les provoca stress y bloqueo, y tratémosles con cariño. Esto no significa hacerlos mimados ni consentidos, sino hacerles sentir que son queridos y respetados. Me gustaría lanzar una pregunta a nuestros lectores: ¿cuántas veces les habéis dicho a vuestros hijos, o sobrinos, o nietos, que los queréis?. Y ahora os invito a reflexionar sobre vuestra respuesta. Si no le digo a un niño que le quiero ¿cómo tengo que esperar que lo sepa? Demostrar cariño a los niños y estaréis criando niños felices y seguros.

 

A modo de conclusión, pensemos que los adultos tenemos la responsabilidad de velar por los niños que serán los adultos de mañana, cuanto mejor gestionemos la pauta de crianza, obtendremos adultos más adaptativos, más equilibrados. Y siempre va a ser más fácil criar niños fuertes que arreglar adultos rotos.

Artículo publicado en el nº 4 de la revista Los ojos de Hipatia

AMOR ES AMOR

10.05.2016 22:42

AMOR ES AMOR

Se cumplen 10 años de la aprobación de la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo en España. Hemos sido el primer país europeo en reconocer legalmente este derecho. Todavía hay países en el mundo que no solo no lo reconocen, sino que lo persiguen y lo penan.

El reconocimiento de este derecho, no sólo es algo necesario, ya que iguala realmente a todas las personas en su libertad de poder compartir su vida con quien elijan, sin discriminaciones de ningún tipo, sino que además es algo inherente al sino de los tiempos.

Se ha observado que en sociedades menos desarrolladas los géneros están polarizados en masculino y femenino, sin embargo a medida que las sociedades van ganando en desarrollo el abanico de los géneros también se desarrolla, alejándose de esa polarización y dando lugar a la diversidad de género. Nosotros vivimos en una sociedad desarrollada que no puede vivir de espaldas a realidades que están ahí, y que no se pueden ni se deben obviar. Porque detrás de esas realidades hay algo más que conceptos o estadísticas, hay personas. Personas que no pueden ser excluidas de los derechos y libertades fundamentales, únicamente porque eligieron amar de forma diferente. Porque al final se trata de eso: de personas y de amor.

Y amor es amor. Da igual cómo se manifieste o hacia quién se sienta, siempre que sea libremente dado y aceptado. Y las personas somos personas, como ya apunté en otro artículo, únicas, libres e iguales. Y no es aceptable que una persona pueda libremente casarse por el mero hecho de ser heterosexual, y otra no pueda ejercer tal libertad por el mero hecho de ser homosexual. Sociedades desarrolladas no pueden tolerar algo así.

Afortunadamente, en España, hace 10 años que esto cambió. Pero aún así, se ganó una batalla pero no la guerra. Como personas pertenecientes a una sociedad desarrollada, y como sociedad en sí, tenemos la responsabilidad de seguir creciendo. Y seguir creciendo supone contar con todos los elementos de esa sociedad, y tener como meta mejorar la sociedad a base de mejorar a los miembros de la misma. Todavía hay frentes abiertos donde personas de distintos géneros no han conseguido una igualdad real, ya no solo hablo de las mujeres, sino también de las personas del colectivo LGTB y las personas transgénero,  y por qué no decirlo también de los hombres. Quedan muchas cosas por hacer y muchas cosas por decir en este tema. Y las personas que nos sentimos sensibilizadas por este tema tan complejo que es la igualdad, tenemos la obligación moral, de seguir señalando, con los medios a nuestro alcance, todas esas pequeñas o grandes desigualdades de las que somos testigos. Porque es responsabilidad de todos y todas que las cosas puedan cambiar. Porque si hace 10 años algunas personas no hubieran puesto empeño en conseguir sacar adelante una ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, no habrían cambiado las cosas. Y las cosas no son inamovibles. Todo puede cambiar. Sólo hace falta empeño, valor y responsabilidad.

Artículo publicado en la revista digital Los Ojos de Hipatia

SUPERHÉROES MUY HUMANOS

14.04.2016 22:36

Un género cinematográfico que me resulta de lo más entretenido es el cine de superhéroes. Aventuras con final feliz aderezadas con personajes cada vez más complejos y profundos. Desde el Superman de Richard Donner en 1978, hasta el Batman de Christopher Nolan en 2005, los personajes de éstos y otros superhéroes se han ido humanizando progresivamente.

Una característica común a los superhéroes es el haber sufrido un trauma que de una manera u otra marca su vida, y su desarrollo como héroe, por ejemplo: Superman, perdió no solo a su familia, sino a todo su planeta, nada más nacer; Batman vio morir a sus padres en su más tierna infancia; Spiderman, no sólo es huérfano, sino que la figura paterna representada en su tío Ben es asesinado en su adolescencia; Iron Man, tiene que ser secuestrado por terroristas internacionales durante 3 meses para generar un cambio vital que le lleva a velar por el bien de la humanidad. Y así un largo etcétera de desgracias traumáticas que templan el carácter del superhéroe.

Hace unas semana viendo, precisamente, una película de superhéroes, se me ocurrió la idea de que serían una buena vía para ejemplificar los tipos de personalidad, ya que, quien más quien menos, todos tenemos un superhéroe favorito, ¿por qué no introducirnos en el apasionante mundo de los tipos de personalidad a través de ellos?

Para ello me gustaría introducir dos ideas rápidas sobre el Eneagrama, ya que es el instrumento que utilizaremos en el desarrollo de esta aproximación a los tipos de personalidad.

¿Qué es el Eneagrama? El eneagrama es un sistema de tipos de personalidad potente y dinámico que define 9 modos claros y fundamentalmente distintos de pensar, sentir y actuar. En esencia, el eneagrama defiende que cada persona ha desarrollado uno de los 9 modos para proteger un aspecto concreto de su “yo” que se sintió amenazado cuando se estaba desarrollando su personalidad, generando estrategias de adaptación al medio y supervivencia que sigue aplicando de forma inconsciente durante su vida.

De forma muy resumida, cada uno de los 9 tipos se caracterizan por:

  • TIPO 1 El perfeccionista: crítico consigo mismo y con los demás. Está convencido de que hay un modo correcto de actuar. Se siente éticamente superior. Vacila a la hora de actuar, por miedo a equivocarse. Utiliza con frecuencia las palabras debería y tengo que. Los Uno evolucionados pueden ser héroes morales críticamente astutos.

Empezamos nuestra revisión de tipos y superhéroes con Batman/Bruce Wayne, como ejemplo de Tipo 1 de personalidad. Después de sufrir la pérdida de sus padres, vive en una continua exigencia consigo mismo. Muy perfeccionista y crítico. Como superhéroe sería un 1 bastante evolucionado, pero que encierra muchos miedos una vez se quita la máscara. (Recordemos entre otros su miedo a los murciélagos que lo espoleó a convertirse en aquello que más miedo le daba).

TIPO 2 El que da: exige aprobación y afecto. Busca ser amado y apreciado volviéndose indispensable para otra persona. Entregado a satisfacer las necesidades de los demás. Manipulador. Tiene muchos yoes; muestra un yo distinto a cada buen amigo. Agresivamente seductor. Los Dos evolucionados son personas genuinamente atentas y solícitas.

Un ejemplo de TIPO 2, lo encontramos en Capitán América, el supersoldado creado mediante manipulación genética, a partir de un muchacho bastante “tirillas” pero dispuesto a salvar al mundo aún a costa de su propia vida. Ese rasgo definitorio de satisfacer las necesidades de otros, es muy característica en este superhéroe, siempre sacrificado por los demás, buscando el bien común.

  • TIPO 3 El ejecutor: Busca ser querido por su rendimiento y logros. Competitivo. Obsesionado con la imagen de ganador y con el estatus comparativo. Maestro de las apariencias. Confunde el sí mismo real con la identidad del trabajo. Puede aparecer como más productivo de lo que es. Los Tres evolucionados pueden ser líderes eficaces, promotores competentes, capitanes de equipos vencedores

    Para encontrar un ejemplo de TIPO 3, nos quedamos esta vez con un villano (con corazoncito), Magneto, el villano de X-MEN, que, por supuesto, también viene con su trauma de serie: superviviente en su niñez del holocausto nazi, descubre su poder para manejar el metal, y como buen Ejecutor Tipo 3, despliega su liderazgo para capitanear a sus seguidores en su permanente enfrentamiento con Charles Xavier.

  • TIPO 4 El romántico: atraído por lo inaccesible, el ideal nunca está aquí y ahora. Trágico, sensible; concentrado en el amante ausente, la pérdida de un amigo. Los Cuatro evolucionados son creativos en su modo de vivir y capaces de aliviar el dolor ajeno. Están comprometidos con la belleza y la vida apasionada.
  • El ejemplo de TIPO 4 lo encontramos en el personaje Bruce Banner/Hulk, este atípico superhéroe vive traumatizado por la muerte de su madre cuando él era niño y por los experimentos de su padre con los rayos gamma. Cuando no está combatiendo el mal, se dedica a la Medicina, algo muy de Cuatros por esa capacidad de aliviar el dolor ajeno. De perfil trágico y melancólico, decide apartarse del mundo para no dar rienda suelta a su particular Mr. Hyde.
  • TIPO 5 El Observador: mantienen una distancia emocional con respecto a los demás. Protegen su vida privada, no participan. Les agobian los compromisos y las necesidades de los demás. Compartimentan las obligaciones; se aíslan de las personas, de los sentimientos y de los objetos. Los Cinco evolucionados pueden ser muy buenos a la hora de tomar decisiones.

    Una buena 5 es la agente Natasha Romanov, la viuda negra, la más desconocida de todos los superhéroes cinematográficos. Es eficaz, toma decisiones rápidas, pero emocionalmente distante. Sabemos que algo traumático pasó en su juventud, relacionado con su entrenamiento como asesina profesional pero ella, contar, lo que se dice contar, cuenta muy poco de su vida.

  • TIPO 6 El que duda: temeroso, obediente, lleno de dudas. Se identifica con causas perdidas, es antiautoritario, se autosacrifica, leal a la causa. Los Seis evolucionados pueden ser excelentes compañeros de equipo, soldados leales y buenos amigos. Pueden trabajar por una causa como alguien lo haría por el beneficio personal.

    Un 6 puede ser Spiderman. En su vida como Peter Parker actúa de forma temerosa y dubitativa (duda respecto a sí mismo, a sus sentimientos por Jane Watson, es ambivalente en su relación con su mejor amigo) pero como Spiderman es más comprometido con causas y buen colaborador.

  • TIPO 7 El Epicúreo: el joven eterno. Diletante, amante evasivo; su enfoque de la vida es superficial y aventurero, es un buen gastrónomo. Le cuesta comprometerse, le gusta mantener abiertas las opciones. Por regla general alegre, su compañía estimulante; empieza muchas cosas pero acaba pocas. Los Siete evolucionados son buenos a la hora de sintetizar y teorizar; son tipos renacentistas.

    Nuestro 7, no podía ser otro que Tony Stark/Iron Man. El niño eterno tanto en su vida fuera del traje como dentro de él. Simpaticote, creativo, vemos un personaje que se toma la vida con mucho humor y que siempre anda tramando algo. Divertido aunque en ocasiones desesperante. Sería un típico, típico 7.

  • TIPO 8 El jefe: muy protector. Da la cara por sí mismo y por los amigos; combativo, se hace cargo de la situación, le encanta discutir. Tiene que tener el control. Hace demostraciones patentes de fuerza e ira; tiene un gran respeto por los contrincantes que dan la talla. Hace demasiadas cosas. Los 8 evolucionados son excelentes líderes, especialmente como opositores.

    Para ejemplificar el tipo 8, volvemos a los X-MEN, en concreto a Lobezno. No llega a implicarse pero a la vez protege a quienes le importan. Sus demostraciones de ira y fuerza son más que patentes (la relación con Cíclope su compañero en los X-Men está plagada de momentos de discusión de lo más divertido!). Un 8 que puede dar un poco de miedo, pero si le tocas el corazón se partirá la cara por ti sin ningún problema.

  • TIPO 9: El meditador: obsesivamente ambivalente, ve todos los puntos de vista. Conoce mejor las necesidades de los demás que las propias, tiende a desconectarse del mundo, inseguro de si quiere o no estar aquí. Acomodaticio; manifiesta su ira de forma indirecta. Los 9 evolucionados puedes ser excelentes conciliadores, consejeros, negociadores; logran éxitos cuando están bien encarrilados.

Nuestro 9: el profesor Charles Xavier, “padre” de los X-MEN. No encontraremos otro más capaz de mantener la paz a su alrededor, con gran capacidad de conciliación y mediación. Un gran ejemplo de 9 muy evolucionado!

 

Una vez repasados los tipos de personalidad llega el momento de la reflexión Y Tú ¿con quién te identificas más?

Artículo publicado en la revista digital Los Ojos de Hipatia

La persona en el espejo

11.04.2016 15:35

LA PERSONA EN EL ESPEJO

¿Cuántas personas son capaces de sostenerse la mirada cuando se miran en un espejo? ¿Cuánto tiempo son capaces de hacer esto?

Nos sorprendería la poca gente que tiene esta capacidad de mirarse en un espejo y verse. Cuando distinguimos entre mirar y ver, hacemos referencia a que una mirada rápida a esa persona que está en el espejo, casi todos pueden hacerlo, pero VER a esa persona, ser consciente de quién es esa persona (de quién soy yo) ya es un ejercicio más difícil de realizar.

Y esto ¿a qué se debe? Se debe a que, en la mayoría de los casos, nuestra autoestima está más dañada de lo que podríamos pensar. La autoestima es algo muy frágil. Se va formando a lo largo de la vida pero, sobre todo, se empieza a formar en edades muy sensibles, cuando la persona es un niño. Y es en esos tiempos, cuando empezamos a recibir diversas influencias de nuestro entorno más inmediato (la familia) que pueden generar una autoestima sana o una autoestima enferma. Cuando al niño se le pone al lado de su hermano o de su primo para ver quién es más alto, cuando al niño se le hace saber que su hermano o hermana es más listo, o más delgado, se le está enseñando a esos niños que su valor depende de cómo salgan de bien o mal parados cuando los comparan con otros. Aprendemos que nuestra autoestima no es ni nuestra ni auto, sino que dependerá de con quién se me compare o en qué áreas se me compare, llegaré a la conclusión sobre mi propia valía.

Y si nos damos cuenta, muchas de estas comparaciones van relacionadas con la imagen de la persona. La imagen es un constructo social. Si nos damos cuenta, los cánones de belleza, de imagen, han variado a lo largo de la historia, en función de las creencias, valores y tendencias sociales de cada época. Si a esta imposición de lo que se considera una imagen adecuada y aceptada, le sumamos que la mayoría de las personas subordinan su propia autoestima a la comparación con los cánones sociales, podemos llegar fácilmente a la conclusión de que las personas no son capaces de mantener su mirada en el espejo porque no se consideran socialmente aceptables debido a que su imagen no es la “adecuada” al momento social en el que viven.

Desde la revolución tecnológica que consiguió poner una televisión en cada hogar, hemos podido comprobar el aumento de trastornos relacionados con la autoimagen: desde la anorexia, la bulimia hasta el trastorno dismórfico que hace que la persona perciba partes de su cuerpo como desproporcionadas o aberrantes. Pasando desde luego, por todos los problemas que supone tener una autoestima baja, y en muchos casos, directamente, inexistente. La publicidad, tanto en prensa escrita (fotografía) como en televisión, nos ha bombardeado durante mucho tiempo con ideales de imagen que no son realistas. Todos conocemos programas de retoque fotográfico que son capaces de adelgazar a una persona hasta medidas imposibles. Y aún así, mucha gente cae en la trampa de dar esas imágenes por reales, tomarlas como  metas personales, y en algunos casos, lamentablemente, morir en el intento.

Debemos tomar consciencia de que estas manipulaciones sociales existen. De que las personas somos algo más que una imagen. Que cada persona es única, y lo que puede aportar a su entorno y al mundo sólo lo puede aportar ella. Y eso es lo que realmente vale. Muchas veces no nos vemos bien, porque no somos capaces de ir más allá. De sostener esa mirada en el espejo, de transcender la imagen física, y llegar a ver a esa persona que vale por sí misma, que tiene ideas, que ofrece sentimientos, emociones y experiencias, que es capaz de hacer muchas cosas útiles, y que simplemente salió mal en una fotografía.

Una acción útil para tomar plena consciencia de cómo es este mundo de fantasía que la publicidad nos vende, es hablar con profesionales de la fotografía y la imagen, que pueden demostrarnos que cualquier persona, con ayuda de la técnica, puede parecer otra totalmente diferente.

Recordemos que somos más que una imagen. Somos PERSONAS, en toda la dimensión y complejidad de la palabra. Y la próxima vez que te mires a un espejo, concédete unos minutos para verte, para conectar contigo mismo y para respetarte por quién eres y no para minusvalorarte por cómo eres.

El lado bueno de las cosas

21.03.2016 12:48

De hace un tiempo a esta parte todos hemos oído hablar del pensamiento positivo, de aquello de sonreír a la vida para que te devuelva la sonrisa, de que hay que buscar la felicidad en todo lo que hacemos, vemos, pensamos y decimos. Y probablemente muchos de nuestros lectores hayan probado a hacer alguna de estas cosas o incluso todas. ¿Y qué tal? ¿Cómo os ha ido? Me imagino que muchos de vosotros me diríais que fatal, que eso no funciona. Y tendríais toda la razón del mundo.

Hace poco me preguntaron “el pensamiento positivo ¿es positivo en sí mismo?”, y la respuesta es NO. El que yo sólo le sonría a la vida para que ésta me devuelva otra sonrisa (en forma de algún beneficio), no es únicamente un pensamiento limitado sino que incluso se podría calificar como un pensamiento mágico. Si he pasado una mala noche, o me duelen las muelas, sonreír al espejo (o a la vida) me va a servir de bastante poco. Porque mi cerebro no es tonto, y no se cree aquellas cosas que no son ciertas. No se va a dejar engañar por muy positivo que sea mi pensamiento, ante una realidad que de positiva no tiene mucho.

Yo a este tipo de estrategias, las denomino “el pensamiento positivo de las frases del Facebook”. Seguro que todos habéis leído en redes sociales todos esos mensajes positivos atribuidos a famosos pensadores y que se supone que tienen el poder de actuar como fórmula de la felicidad. Pues bien, esto no funciona así.

Tenemos que reconocer que esa búsqueda de la “Felicidad open 24 horas”, es un tanto absurda. Mi objetivo vital no debería ser sentirme permanentemente en un estado de Felicidad cercano al nirvana, al éxtasis teresiano. Si ponemos los pies en la tierra seremos conscientes que junto a la felicidad también existe el sufrimiento, y muchas emociones más. Y todas tienen algo en común: que son ÚTILES. Nos han acostumbrado a clasificar las emociones en buenas y malas: la alegría, buena, la tristeza, mala. Este reduccionismo no es más que eso, un reduccionismo bastante inútil e incluso peligroso. Todas las emociones se han mantenido en el acerbo filogenético precisamente por su utilidad. Es útil sentirse alegre, y es útil sentirse triste, airado, o con miedo. Sólo cuando estas emociones se manifiestan en contextos en los que pierden su utilidad pueden generar desequilibrios: si mi miedo (que era útil) se extrapola a contextos donde no es necesario, se puede producir una fobia, que es limitante, que no me ayuda y que me desequilibra.

Partiendo de esta idea de que las emociones son lo que son, útiles, lo que sí que podemos implementar son estrategias que nos ayuden a reconocer nuestras emociones, a evaluar su procedencia y utilidad y a aceptar su presencia en nuestra vida como parte de nosotros mismos.

Una de estas estrategias es el Reencuadre. El reencuadre nos permite abrir la mente para poder evaluar la realidad poliédrica en la que vivimos. Y es que en la vida vamos a tener que enfrentar situaciones y experiencias positivas y negativas. Y lo que hemos aprendido es a vivirlas en blanco y negro. Las positivas son positivas y las negativas, negativas. Sin más discusión. Pero como he apuntado la realidad es mucho más poliédrica y divergente que este planteamiento tan simplista. Si nos paramos a pensar detenidamente nos daremos cuenta de que en aquellas situaciones en las que nos equivocamos, en las que alguien nos indicó algo que le disgustaba de nosotros o en las que nos corrigieron, fueron las situaciones en las que más aprendimos. Fueron experiencias negativas que trajeron algo positivo: un aprendizaje vital para no cometer el mismo error una segunda vez. Y eso es muy importante. El reencuadre parte de la idea de que todo lo que ocurre tiene una intención positiva. Una intención positiva no significa que sean experiencias positivas en sí mismas, sino que a la corta, a la media o a la larga, nos daremos cuenta del beneficio que hemos obtenido de esa experiencia, qué hemos aprendido, cómo nos ha cambiado, qué estrategia o herramienta aplicamos, cuál fue su eficacia, cómo podríamos haberlo hecho mejor, qué es lo que no debo volver a hacer. Y ahí radica el verdadero pensamiento positivo. Un pensamiento que es proactivo, que nos mueve a la acción, que nos permite ver la oportunidad de crecer, de hacer cambios generativos con cada experiencia o reto que la vida nos plantea.

Si nos olvidamos de esa búsqueda de la Felicidad abstracta, sin sentido, basada en estos presuntos pensamientos positivos que el cerebro no se cree, acabaremos frustrados, airados y agresivos. Todo lo contrario a lo que andábamos buscando. Más nos vale implementar estrategias que, como el reencuadre, nos permitan poseer nuestras experiencias, aprender y seguir aprendiendo de ellas, y en definitiva, que nos ayuden a ser proactivos y apreciar el lado bueno de las cosas.

Artículo publicado enel número 3 de la revista Los ojos de Hipatia

PERSONAS ÚNICAS, LIBRES E IGUALES

07.03.2016 14:32

Esta mañana he escuchado en la radio, y posteriormente he podido corroborar en redes sociales, una noticia sobre la igualdad que me ha dejado un tanto fría. Los semáforos de la ciudad de Valencia se han convertido en semáforos “paritarios”. ¿Qué significa esto?, pues que no solo veremos al típico muñequito que indica si podemos o no cruzar la calle, sino que ahora veremos muñequito (como hasta ahora) y muñequita (la figura con falda).

Cuando he oído semejante noticia, me han venido a la mente los muchos y variados problemas relacionados con la igualdad que tienen mucha mayor entidad y peores consecuencias que la paridad en los semáforos, y que todavía están pendientes de resolución.

Por empezar por alguna parte, me viene a la mente la limitadísima cobertura del permiso de maternidad, reducido a 16 semanas y el todavía más famélico permiso de paternidad (15 días), cuando en otros países de Europa encontramos permisos (retribuidos) de maternidad de hasta 21 y 24 meses.

Por seguir, también pienso en la burocracia para cambiar de nombre, y en lo complejo y enrevesado que puede llegar a ser ese proceso para las personas transgénero. Porque no hay que olvidar que ya no estamos solo ante la dialéctica de la igualdad entre hombres y mujeres. Es que ahora se hace necesario ampliar el abanico para abarcar a todos los géneros: hombres, mujeres, colectivo LGTB y personas transgénero. Que hay que empezar a pensar en términos de personas libres e iguales. De aquello que ya se consagró en la Constitución Española de que nadie puede ser discriminado por razón de su religión, raza, sexo u opinión.

Si seguimos pensando, nos vienen a la cabeza cosas como la discriminación salarial, los techos de cristal, la dificultad de conciliar vida laboral con vida familiar y personal. Y muchos temas más que poco o nada tienen que ver con la paridad en materia de semáforos.

Yo soy mujer y no me siento ni representada por una muñequita con falda en un semáforo, ni me siento discriminada porque el muñequito no lleve falda. Me duelen otras cosas.

Me duele que se mantengan diariamente cientos de micromachismos y que los perpetuemos sin apenas darnos cuenta, que se toleren e incluso se tomen a chanza, porque se dan en contextos jocosos. Me duele que algo bueno tenga que ser “cojonudo” y algo malo un “coñazo”. Me duele que “maricón” sea un insulto. Me duele que los niños estén absorbiendo este lenguaje y lo repitan por aprendizaje y modelado. Me duele que no se oriente ni se eduque en valores igualitarios para que los adultos del mañana no cometan nuestros mismos errores. Me duelen las muertas y muertos por violencia de género, sea del género que sea.

La evolución social ha conllevado que se produzca una destronización del rol masculino. Los viejos arquetipos ya no sirven para una sociedad plural, global y globalizada que no puede permitirse el lujo de prescindir de nadie. Necesitamos personas 2.0, personas capaces de normalizar este cambio social y ver más allá de etiquetas y prejuicios. Porque al final y en esencia todos somos personas. Sólo somos personas. Personas únicas, libres e iguales.

Artículo publicado en la revista digital Los Ojos de Hipatia

NO TODOS PODEMOS SER GEORGE CLOONEY

27.01.2016 12:46

Hace unos días escuché en la radio que se había realizado un estudio que había llegado a la conclusión de que las generaciones nacidas entre 1977 y 1985 eran las generaciones de las personas más infelices, y ello debido, entre otros factores, a que de niños habían recibido mensajes del tipo: “Guapo/a, eres el más guapo/a del mundo”, “Mi niño es el más listo de todos”,  y palabras por el estilo.

Esto que en principio, no parece que vaya a tener consecuencias negativas, se relaciona con el nivel de expectativas creadas (y creídas) en esas personas de ser “los más” de todo el universo, sin calibrar que cuando estas personas salen al mundo, la realidad les dice que ni son los más guapos, ni son los más listos, ya que siempre va a haber alguien que sea mejor en algo que uno mismo.

Este choque entre expectativas creadas y creídas y la realidad es la responsable de generar disonancias cognitivas, frustración y como resultado final la infelicidad.

Reflexionando sobre esto, llegue a la conclusión de que el estudio no anda desencaminado. ¿Es bueno reforzar a los niños? Es indudable que sí. Pero la siguiente pregunta que nos tendríamos que hacer es ¿vale cualquier refuerzo positivo?, y aquí es donde la respuesta es claramente, NO.

Un refuerzo motivador, que haga hincapié en conceptos como el esfuerzo, el desarrollo de habilidades, la capacidad de aprender, el levantarse después de caerse, la tolerancia a la frustración, la tolerancia a la demora del refuerzo, le va a resultar al futuro adulto mucho más útil que decirle que es el más guapo del mundo. Porque guapos en el mundo hay muchos y muy guapos, y eso no debe ser ni una meta en la vida, ni una fuente de frustración e infelicidad.

Las generaciones anteriores al 77, fuimos hijos y nietos de personas sin grandes habilidades emocionales debido a que fueron resultado de unas circunstancias de guerra, de post guerra, de hambre y de cubrir necesidades básicas que no permitían cultivar las habilidades socio-emocionales. Por ello no desarrollaron este refuerzo gratuito y de expectativas falsas. Tal vez por eso somos generaciones si no más felices, al menos sí más resilientes.

Recuerdo que cuando yo, de niña, le preguntaba a mi abuelo si era guapa, él dibujaba una línea imaginaria, situaba en un extremo a los guapos, en el otro a los feos, y a mí me decía que me situaba en el punto medio. Ese es el refuerzo de la resiliencia, el que hace que la atención se fije en aspectos mucho más constructivos, útiles y adaptativos, que el ser el más guapo/a del mundo. Y es que, como nuestro título indica, no todos podemos ser George Clooney, pero sí que podemos expandir nuestra mente, aprender, crecer, y alcanzar nuestras metas.

Artículo publicado en la revista digital Los ojos de Hipatia

INTEGRACIÓN DE LAS SUBMODALIDADES DE VISUALIZACIÓN EN EL PROCESO DE BRAINSPOTTING

26.01.2016 21:02

Una de las principales dificultades que me he encontrado al hacer intervenciones con Brainspotting con mis pacientes, ha sido la observación de las emociones en el momento del Mindfulness focalizado. Al transmitirles indicaciones tales como “observa tu miedo” por ejemplo o “abraza tu tristeza”, algunos de mis pacientes me han manifestado dificultad tanto para observar como para abrazar o aceptar tales emociones.

Parto de la idea de que mis pacientes no están entrenados ni en Mindfulness ni en ningún otro tipo de meditación, con lo cual se une, de una parte, la falta de entrenamiento, con, de otra parte, el propio escollo de observar una emoción, algo intangible, que se siente pero que es difícil de observar, a no ser, que se observe a través de una conducta manifestada hacia el exterior, o se esté entrenado para ello.

Ante este escenario, se me ocurrió que una forma de facilitar a mis pacientes este proceso de observación de emociones, era incorporar una herramienta que aprendí en mi formación en PNL: las submodalidades. En concreto las de forma y color.

En la práctica, lo que hago, es que cuando les sugiero que observen la emoción que estemos trabajando, les digo que le pidan a su mente que le dé una forma y un color a esa emoción. Por ejemplo, si estamos observando la tristeza, le digo: “Si tu tristeza tuviera una forma y un color, ¿cuál sería? Deja esta pregunta en tu mente y deja que tu mente te traiga la respuesta”.

En todos los casos en que he utilizado esta estrategia, los pacientes encuentran de forma muy rápida esa forma y ese color. Por ejemplo: el miedo se ha representado como un árbol con cara de monstruo y color negro; la tristeza como una esfera gris o como una bolsa negra, entre otros muchos casos.

También me ha resultado sorprendente que al sugerirles que abracen a esa figura, en todos los casos los pacientes me han relatado cambios en la figura que se les había representado en un primer momento. Por ejemplo: la persona cuya tristeza se presentó como una bolsa negra llena y cerrada con un nudo en la parte de arriba, al abrazar la bolsa (aceptar la tristeza), el nudo de la bolsa se deshizo y la bolsa se vació. Tras esta experiencia y una vez finalizada la sesión de Brainspotting me transmitió el gran alivio que sentía y que se ha mantenido desde que hicimos esta intervención.

Por ello, me ha parecido interesante integrar las submodalidades de visualización, ya que he observado que a los pacientes les resulta mucho más fácil observar emociones intangibles cuando tienen una forma y un color. Además que también es muy interesante para el terapeuta conocer tales formas y colores ya que también aportan información inconsciente que puede ser de utilidad en el proceso de sanación.

Artículo publicado en el  número 5 de la Revista de la Asociación Española de Brainspotting

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