NO TODOS PODEMOS SER GEORGE CLOONEY

27.01.2016 12:46

Hace unos días escuché en la radio que se había realizado un estudio que había llegado a la conclusión de que las generaciones nacidas entre 1977 y 1985 eran las generaciones de las personas más infelices, y ello debido, entre otros factores, a que de niños habían recibido mensajes del tipo: “Guapo/a, eres el más guapo/a del mundo”, “Mi niño es el más listo de todos”,  y palabras por el estilo.

Esto que en principio, no parece que vaya a tener consecuencias negativas, se relaciona con el nivel de expectativas creadas (y creídas) en esas personas de ser “los más” de todo el universo, sin calibrar que cuando estas personas salen al mundo, la realidad les dice que ni son los más guapos, ni son los más listos, ya que siempre va a haber alguien que sea mejor en algo que uno mismo.

Este choque entre expectativas creadas y creídas y la realidad es la responsable de generar disonancias cognitivas, frustración y como resultado final la infelicidad.

Reflexionando sobre esto, llegue a la conclusión de que el estudio no anda desencaminado. ¿Es bueno reforzar a los niños? Es indudable que sí. Pero la siguiente pregunta que nos tendríamos que hacer es ¿vale cualquier refuerzo positivo?, y aquí es donde la respuesta es claramente, NO.

Un refuerzo motivador, que haga hincapié en conceptos como el esfuerzo, el desarrollo de habilidades, la capacidad de aprender, el levantarse después de caerse, la tolerancia a la frustración, la tolerancia a la demora del refuerzo, le va a resultar al futuro adulto mucho más útil que decirle que es el más guapo del mundo. Porque guapos en el mundo hay muchos y muy guapos, y eso no debe ser ni una meta en la vida, ni una fuente de frustración e infelicidad.

Las generaciones anteriores al 77, fuimos hijos y nietos de personas sin grandes habilidades emocionales debido a que fueron resultado de unas circunstancias de guerra, de post guerra, de hambre y de cubrir necesidades básicas que no permitían cultivar las habilidades socio-emocionales. Por ello no desarrollaron este refuerzo gratuito y de expectativas falsas. Tal vez por eso somos generaciones si no más felices, al menos sí más resilientes.

Recuerdo que cuando yo, de niña, le preguntaba a mi abuelo si era guapa, él dibujaba una línea imaginaria, situaba en un extremo a los guapos, en el otro a los feos, y a mí me decía que me situaba en el punto medio. Ese es el refuerzo de la resiliencia, el que hace que la atención se fije en aspectos mucho más constructivos, útiles y adaptativos, que el ser el más guapo/a del mundo. Y es que, como nuestro título indica, no todos podemos ser George Clooney, pero sí que podemos expandir nuestra mente, aprender, crecer, y alcanzar nuestras metas.

Artículo publicado en la revista digital Los ojos de Hipatia