LA NECESIDAD DE PERTENENCIA Y LA FORMACION DE GRUPOS

17.05.2017 11:31

Cuando Abraham Maslow estableció su teoría de las necesidades humanas, señaló como tercera necesidad en orden de prioridad la necesidad de pertenencia. Según esta necesidad el individuo una vez cubiertas sus necesidades básicas (alimento, cobijo) y de seguridad (protección, casa, trabajo), manifestará una necesidad de pertenecer a un grupo social, con el cual se identifique y se le identifique.

 

Como este mes de marzo en Valencia está determinado por toda la actividad fallera, me ha parecido interesante analizar la formación de los grupos sociales y su relación con esa necesidad de pertenencia a la que hacía referencia Maslow. Una falla, no deja de ser un grupo social que se organiza alrededor de una serie de objetivos, que son aceptados por todos los miembros del grupo. Pero lo que es especialmente interesante es preguntarse, cómo un determinado colectivo de personas se convierte en un grupo psicológico.

 

Desde la Psicología social se ha estudiado este fenómeno de la creación y desaparición de grupos sociales. En concreto Worchel y colaboradores han establecido, sobre sus investigaciones, un modelo que propone seis estadios que configuran el proceso de formación y desarrollo del grupo.

Los seis estadios que estos autores enumeran son los siguientes:

Primer estadio: Período de descontento, en este estadio, los individuos que acabarán formando un nuevo grupo, pertenecen a un grupo en el que experimentan un fuerte sentimiento de indefensión. Sus necesidades no son atendidas, la tasa de abandono del grupo es alta y la participación en las actividades grupales es prácticamente inexistente. No se percibe una oposición fuerte a la estructura de poder del grupo, pero sí se percibe descontento.

Segundo estadio: Suceso precipitante, proporciona la señal para la formación de un nuevo grupo y el abandono del antiguo. Este suceso precipitante sirve como símbolo de todo lo negativo asociado al grupo anterior y separa a quienes le siguen siendo leales de quienes propugnan una ruptura. En este estadio se abren expectativas de un cambio en la situación.

Tercer estadio: Identificación con el grupo, marca el inicio del grupo recién formado. Se establecen fuertes barreras frente a otros grupos. Por un lado, se fomenta la conformidad a las normas grupales, se censura cualquier divergencia dentro del grupo y se esperan muestras públicas de lealtad al grupo, por otro lado, se estimula la competición con exogrupos (grupos distintos al propio grupo, llamado endogrupo) y se restringen los contactos con los integrantes de esos exogrupos. La pertenencia al grupo adquiere un gran peso en la identidad del individuo. Es aquí cuando se cubren las necesidades de pertenencia expresadas por Maslow en su teoría.

Cuarto estadio: Productividad grupal, en este estadio los objetivos grupales son los protagonistas. Comienzan a surgir diferencias entre los integrantes del grupo de acuerdo con sus capacidades para llevar a cabo las tareas que permitirán alcanzar esos objetivos. Se admiten relaciones de cooperación con otros grupos si esto redunda en beneficio de la consecución de tales objetivos.

Quinto estadio: Individualización, la consecución de objetivos individuales adquiere preeminencia. Comienzan a surgir subgrupos. La actitud hacia los exogrupos cambia radicalmente: ahora se busca de manera activa una interacción cooperativa con ellos e incluso se exploran las posibilidades de entrar a formar parte de ellos.

Sexto estadio: Declive grupal, se caracteriza por la aparición de dudas con respecto al valor del grupo, la desconfianza que inspiran muchos miembros del grupo y las luchas entre subgrupos. Ya no se teme el rechazo del grupo porque en este estadio el grupo ya no resulta vital para el autoconcepto de la persona individual. Las personas del grupo que tienen habilidades que pueden ser apreciadas y valoradas por otros grupos son las que comienzan a desertar en primer lugar. Esta debilidad del grupo es percibida con claridad por los exogrupos rivales que intentan sacar partido de ella fomentando el abandono de los miembros.

 

Si comparamos la teoría de Maslow y los descubrimientos de Worchel y colaboradores, vemos que las necesidades de pertenencia, en un principio tienen peso específico para el autoconcepto del individuo, ya que presentarse como miembro activo de un grupo socialmente reconocido puede generar un “valor” añadido a cómo el sujeto se percibe, dicho en otras palabra, nadie quiere ser “el verso suelto” socialmente hablando. Sin embargo, como hemos visto a lo largo de los estadios, este peso específico en la fortaleza del autoconcepto puede llegar a decaer en el último estadio de la formación del grupo, cuando el individuo ya no se ve identificado con los valores del grupo, y donde prima la individualización frente a la pertenencia a ese grupo en concreto.

 

Que el ser humano es un animal social, es algo que está en la mente de todos. Formamos parte de una sociedad y sufrimos un proceso de socialización desde que nacemos. Pero lo que no nos enseñan en ese proceso de socialización es que el individuo puede cambiar de grupo tantas veces como quiera y este hecho no le va a presentar como un individuo incoherente, sino que, como hemos explicado, es un proceso natural en la formación psicológica de los grupos. Podemos cambiar nuestro grupo de pertenencia, ello posiblemente nos enriquecerá más como individuos, que si nos quedamos estáticos siempre en el mismo grupo, con las mismas personas y las mismas opiniones.