EL DIA EN QUE WONDER WOMAN ENTRÓ EN LA CONSULTA

03.10.2016 12:50

El día que Wonder Woman entró en consulta, viéndola tan mona, tan alta, tan cachas, tan perfecta, no tenía ni idea en qué iba a poder ayudarla.

-Siéntate por favor, ¿cómo estás? ¿en qué puedo ayudarte?- le pregunté

- Estoy muy agobiada-me dijo

- Mujer, es que eso de ir salvando al mundo puede ser agotador

- ¡Qué va! Eso es lo de menos! Ojalá solo fuera salvar al mundo… -me contestó con aspecto de estar muy cansada

- Entonces… ¿qué te preocupa?

- No puedo con la presión –declaró- soy una mujer en un mundo de hombres, porque como verás hay más superhéroes que superheroínas, y cuando una llega donde he llegado yo, me encuentro que tengo que demostrar más que ellos, hacer más que ellos para que se me tenga en cuenta, porque, oye, a Superman lo conocen aquí y en la China popular, y ¿a mí? Pues no, se me empieza a conocer ahora o me conocen cuatro frikis y la mitad de las veces me tengo que oir ¿tú quién eres, la novia de Superman?, pues no!, no soy la novia de, es más no tengo que ser la novia de alguien para existir ¿verdad?

- Claro que no –le digo- tú eres tú independientemente de dónde estés o con quién estés

- ¡Pues eso digo yo! Pero no es solo eso, es que como todos los superhéroes tengo que llevar una doble vida, que no me quejo, eh?, que lo asumo, pero es muy cansino que mi vecina del segundo en cuanto puede me suelta aquello de “¿y qué los niños para cuándo? Que se te va a pasar el arroz!!”, y yo con eso no puedo, a ver señora! Que me paso la vida salvando al mundo ¿no es bastante?, y parece ser que no, y entonces me da por pensar y me agobio porque tengo la impresión de que no me organizo, que tendría que salvar el mundo, acabar a las 10 de la mañana para que me dé tiempo a ir al gimnasio, pasar por la compra, limpiar casa y estar perfecta por si a las seis de la tarde me llama Batman porque hay un alienígena tratando de arrasar con la humanidad…

- Espera, espera –le contesto- ¿De dónde sacas la idea de que tienes que hacer todo eso?

- Pues la verdad que no lo sé

-Sí lo sabes, piénsalo – la reto

En ese momento Wonder Woman se pone a pensar y después de unos momentos cae en la cuenta

  • ¡Ay! Pues va a ser que todo esto viene de mi vecina del segundo y de todas las cosas que la gente me dice!
  • ¡Exacto! – le digo­- te estás dejando llevar por la exigencia social. Al vivir en sociedad, la propia sociedad establece unos esquemas conductuales que parece que le dan coherencia a la propia sociedad, le da predecibilidad y genera una sensación de seguridad. Pero estos patrones sociales son alterables. De acuerdo en que de alguna manera, ayudan a generar paz social, pero no son el sancta sanctorum. Tú puedes hacer lo que quieras.

Al decirle esto veo que se queda pensativa, casi puedo oír los engranajes de su cerebro tomando consciencia de que efectivamente puede hacer lo que quiera, y orientar su vida de la forma que menos disonancia le provoque.

  • La pregunta del millón- le digo- Tú ¿qué quieres hacer?
  • Buena pregunta – responde- pero ahora mismo… no sabría decirte
  • Bien, no te preocupes, ese es el reto que se nos plantea. Tal como lo veo yo, tenemos por delante el trabajo de definir tus valores, fijar tus propias metas, establecer un plan de acción con conductas concretas que te ayuden a alcanzar tus objetivos y también trabajaremos el juicio y la aprobación social, para ayudarte a descubrir que sólo necesitas tu propia aprobación. Pero para ello debemos conseguir que te conozcas y empoderarte con tus valores y tus fortalezas.

Wonder Woman respira aliviada, me da las gracias y quedamos en vernos la semana próxima.

Cuando la veo salir, tan mona, tan alta, tan cachas, tan perfecta… y tan agobiada por la presión social, no puedo evitar pensar en esas otras Mujeres Maravillosas que crían a sus hijos, además de ir a trabajar, o en aquellas que trabajan duro y se encuentran con techos de cristal que nunca podrán atravesar, o en aquellas que hacen malabares financieros para llegar a fin de mes. Pienso en todas esas Mujeres Maravillosas a las que los esquemas sociales acaban por condicionar su vida, mujeres que son etiquetadas por no llevar la talla adecuada, por no tener la altura adecuada,  o por no ser lo rubias que “deberían” ser. Y pienso en esta esclavitud moderna que hace que muchas Mujeres Maravillosas acaben viniendo al psicólogo porque ya no son capaces de apreciar su propia Maravilla. Y me da pena. Y me da rabia. Y me alegro de haber estudiado Psicología para poder ayudar a esas Mujeres Maravillosas a empoderarse, a mirar a la cara de la sociedad y poder decir: “Esta soy yo. Tal vez no entre en vuestros esquemas, pero no me importa, porque Esta soy Yo. Y soy Maravillosa por quién soy y por lo que soy, y si no me aceptáis porque no cumplo con el esquema… vosotros os lo perdéis!”.

Artículo publicado en la revista digital Los ojos de Hipatia